Ayer cerré una casa
¿Y si hablamos de los dolores silenciosos de las mujeres que pueden con todo?
Una canción que no podía no estar en esta Carta
Creo que tenemos una conversación con nuestra alma antes de nacer y llegamos a algunos acuerdos con ella. Tal vez sea para evitar repetir algunos errores.
Llevo cuarenta y cuatro años en esta travesía vital, lo que comienza a ser una cifra nada desechable. Probablemente me he ilustrado en una parte de todo lo que he venido a aprender aunque sospecho que habrá temas que permanecerán intocados en el cultivo de mi alma. Soy tozuda tropezando en algunos desalientos, mi peor pecado es la impaciencia y el mal genio, especialmente cuando estoy saturada. Cuando me abarroto oscilo entre dos orillas; a veces el mundo escapa a mi comprensión y mi orgullo corona el Everest pensando como siendo algo tan simple le puede estar costando tanto a esta persona. Si consigo llorar un poco y soltar la tensión, nado suavemente hasta la otra orilla y me siento capaz de abrazar cualquier extravagancia o desatino propio o del otro. Uno de mis aprendizajes, adquirido con su buena dosis de incertidumbre y humildad, es que para una mujer ser una mujer moderna es algo difícil; acabar una obra, ser madre, trabajar y preparar una mudanza es un movimiento del que no puedes salir ilesa.
Por supuesto es estresante para cualquier ser humano, pero de verdad (y esto no es solo una reflexión del cambio de casa) pienso que a las mujeres nos han vendido una gran patraña.
Nos han contado que para liberarnos de la esclavitud generacional de las mujeres de nuestro linaje familiar teníamos que salir al mundo y ser alguien. Así lo hicimos.
Nos han dicho que seamos independientes y exitosas para no depender de un hombre. Así lo hicimos.
Y al mismo tiempo para aparecer en el top 10 de mujeres que cambian el mundo sería maravilloso que horneases tu propio pan con masa madre, hicieras elegantes conservas de encurtidos y no comprases los adornos de Navidad en Zara Home… pudiéndolos hacer con tus hijos frente al fuego, ¿quién los necesita?