LOS DIEZ MANDAMIENTOS PARA SUPERVIVIR A LA NAVIDAD
Sobre amar más a tu madre o a tu suegro que a la falsa ilusión que tienes de ellos.
Primero
Borrarás la palabra perfección del diccionario durante las fiestas. Cada una de las personas con quien vas a compartir la mesa trae su historia. No se sentará tu suegra en la silla de tu derecha, lo hará una multitud. Vendrá acompañada de sus sueños pendientes, de los miedos que la desvelan alguna noche y de aquel duelo archivado en un altillo. Multiplica eso por el número de sillas…
Por eso, ir al encuentro de lo real y no de lo deseado es incluso mejor que coronar la mesa con un Laurent Perrier.
Segundo
Aprenderás a jugar a los personajes sin ser presa de ellos. Sacar a relucir un poco de desparpajo cuando un drama innecesario se avecina es un don. Ser la que ayuda para que la abuela no acabe fulminada tras una semana cocinando no te va a convertir en alguien que se desatiende. Todos tenemos yoes próximos a nosotros y que sin embargo no somos nosotros. Convoquémosles a la mesa, adoran los turrones.
Tercero
Amarás más a tu madre que a la falsa ilusión que tienes de ella.
Amo este mandamiento. Sin duda todos tenemos expectativas sobre el otro, nos gustaría que nuestra madre nos reconociese más, que nuestro hermano adivine nuestro pensamiento, que el cuñado hablase menos o que tú seas menos mordaz (mi caso).