No es rara, es introvertida
En un mundo que no para de hablar
“Jockey,” de Tom Anholt
La semana pasada, saliendo del teatro, me encontré con una amiga y sus hijos.
Su hija, la más pequeña, ha cumplido cuatro años. Cuando alguien se acerca y la saluda se aferra a la pierna de su madre, que se le debe antojar un roble de tronco seguro dotado de toda la sombra que ella necesita frente a un extraño y un protocolo social que desconoce. Cuando le dicen hola, ese precioso y diminuto ser contesta con la mirada. Frente a su mutismo vocal, y su búsqueda de cobijo materno, le responden: que tímida.
¿Es tímida, no? como queriendo confirmar con la madre.
Confieso que he de contener el impulso de responder. No es mi hija, claro. En ocasiones, cuando C hacía eso y le colgaban el mismo san benito, yo decía


